Será porque soy muy incrédulo con las modas, pero eso del
empoderamiento es lo que hace la animación sociocultural desde que se puso en
marcha: dar herramientas a las personas para que sean protagonistas de su vida.
Durante muchos años mi principal acicate como animador, en todos los trabajos
en los que he participado, ha sido el intentar que los jóvenes sean cada vez
más autónomos a la hora de tomar sus decisiones y de participar activamente en
todos los asuntos comunitarios que nos conciernen. ¿Eso es empoderar, no?
Se promueven muchas iniciativas y
campañas que hablan de ello, pero pocas son cercanas a la realidad o al primer
objetivo, ya que parten de arriba a abajo, con lo que las y los jóvenes, son
participantes que no partícipes de su propio desarrollo, contraviniendo la
máxima de hacerlos protagonistas.
He aquí el punto principal del
tema, el hecho que como jóvenes podamos creer en nosotros, sin esperar a contar
con las políticas públicas que en ocasiones son muy buenas pero no tienen suficiente
cobertura para llegar a todo el sector y menos a los más vulnerables.
Por otro lado el empoderamiento
juvenil en los institutos políticos, muchas veces se refieren a la palabra pero
no al lugar que corresponde, en la mayoría de los casos los dirigentes que
otorgan ese grado al sector juvenil, son los mismo que no relevan la idea de
que los jóvenes en un partido, son los que tienen energía para realizar única y
exclusivamente el trabajo de territorial, más no les dan cabida en la toma de
decisiones; ¿Por una parte te concedo las facultades necesarias para
organizarte y dirigir este sector, pero por otra parte te limito a la
realización de una sola actividad de campo?. Si bien es cierto que la energía y
juventud son herramientas para el trabajo de calle, pienso que falta mucho, y
en nosotros está el hecho de poder realizar y conllevar un real empoderamiento,
que nos permita ser parte de la toma de decisiones y que no nada más se limite
a campañas publicitarias sobre el tema, que engloban las 3 palabras de la
pregunta principal, algo de verdad, mucho de moda, y algún propio engaño.
Mauricio Alafita
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