Iniciando con mi
participación en este espacio de opinión, me gustaría no solo comentar sobre un
posible relevo generacional, una búsqueda de espacios de participación juvenil
o las consecuencias de las decisiones juveniles; me gustaría que reflexionemos
sobre la importancia de una participación juvenil a conciencia, madura y
responsable.
A raíz de la
reforma política se han generado oportunidades a sectores que sufrían rezago en
espacios públicos y esto crea una mayor responsabilidad sobre las y los próximos
representantes populares; ya no solo se requiere un trabajo partidista y una
buena voluntad, es necesario una preparación académica y laboral para poder
llenar las expectativas. El ser joven no es mérito ni significa merecimiento de
posiciones, se debe evitar a toda costa la improvisación y los arrebatos
juveniles para evitar caer en malas prácticas.
Ante los
constantes cambios a los que nos enfrentamos hoy en día, los institutos
políticos, las instancias oficiales de gobierno y las organizaciones juveniles
deben buscar una renovación para los mecanismos de participación e incentivar
la preparación de los cuadros juveniles. Estas Nuevas Generaciones deben asumir
el reto de dignificar el quehacer público no solo con nuevas ideas, sino con
valores de justicia y democracia.
Dentro de la
formación de los jóvenes se debe tener un compromiso no solo con su partido, sino
con la sociedad que como relevo
generacional tienen que abonar a la buena práctica gubernamental desde todos
los ámbitos y desde cualquier trinchera.
Busquemos la
participación ciudadana, devolvamos la confianza a la sociedad a través de
jóvenes preparados y comprometidos, que antepongan los intereses de la sociedad
general sobre cualquier interés cupular.
Nuestra tarea es
hacer las cosas diferentes y hacerlas bien.
Daniel Galván Hernández
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