Pensando
sobre la situación actual de nuestro sistema, me puse a reflexionar y poder
sacar una conclusión sobre ¿Qué nos impide ser diferentes?. A lo largo de mi
trayectoria en la política, eh tenido la fortuna de conocer a demasiados
jóvenes visionarios, emprendedores y con ideales diferentes sobre cómo hacer
política o como dirigir sus organizaciones ya sea partidistas o de la sociedad
civil. ¿Estaremos siendo soñadores de un sistema que nos negamos a cambiar?.
Todos manejamos el discurso de hacer política diferente, de cambiarla,
transformarla, modificarla o que se yo, pero llega el momento del compromiso
social, de unir voluntades para causas loables y que es lo que pasa; la búsqueda
de los protagonismos se turna a una lucha por poder ser el que brilla más ante
los reflectores, la lucha de intereses personales ante el partidismo (ayúdenme
que yo me ayudaré), y la sobrante creciente de envidia por los que pueden y
hacen más.
NO señores
de eso no se trata querer revolucionar la manera en la que se hace y pone en
práctica la política. Si estamos dispuestos a cambiar por completo (no solo en
discurso), tiene que ser algo que en cualquiera de sus vertientes sea
totalmente nuevo y desconocido (bien visto por los ciudadanos que desprecian el
sistema político). Dejemos de tener
mente cuadrada dónde, solamente como joven, soy el soldado de un color
dispuesto a crear enemistades por el simple hecho de ser carne de cañón, de
denostar, descalificar y de ver como el enemigo principal a diferentes pensamientos, ideas y expresiones
que pudieran ser el comienzo de una mejora en nuestra precaria sociedad.
Como lo
digo en el encabezo políticos de nueva generación, me refiero que podamos ser
partícipes de un consenso y de un acuerdo público, dónde participen todas las
ideas y manifestaciones diferentes a las de una sola corriente y se pueda poner
en práctica algo con visión, (hemos de recordar que política es una actividad orientada en forma ideológica
a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos, y dicho
grupo somos todos los que formamos parte de una sociedad). Entonces, ¿queremos
cambiar?. O ¿queremos seguir siendo de la clase que se reúne en privado para
hacer acuerdos?.
Mi reflexión está encaminada a poder llamar la atención y
captar las ideas, del sector juvenil que no le interesa ningún tema político
por cómo se ha venido manejando, para que participen y tomen decisiones. En
nuestro país se prevé según datos del INEGI que en este año alcanzaremos a ser
30 millones de jóvenes, de los cuales ¿Cuántos participan?. Un país con juventud,
es un país con ideas. Es tiempo de nosotros, de todos, de las y los jóvenes.
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